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Cuando los diseñadores no pueden quedarse quietos.
Tip Ton
Una historia de autenticidad
En 2008, la Royal Society for the Encouragement of Arts, Manufactures and Commerce, pidió a Edward Barber y Jay Osgerby, dos diseñadores británicos, que creasen un concepto para amueblar la nueva Royal Society of Arts Academy de Tipton. Combinaron su trabajo de desarrollo con la búsqueda de un mobiliario apropiado y descubrieron que en el mercado no había sillas adaptadas a los métodos de enseñanza del siglo XXI: la Polyprop Chair de Robin Day, que databa de 1963, había sido la última silla innovadora en llegar a las aulas, y ni siquiera se había creado con esa idea. Las innovaciones posteriores se limitaron a buscar modelos más económicos. El hecho de que casi todos estuviesen basados en conceptos pedagógicos anticuados —el profesor estático ante unos alumnos que tenían que permanecer sentados y escuchar en silencio— era, al parecer, secundario.
Barber y Osgerby aceptaron el reto. Prepararon una lista de características ergonómicas, económicas y estéticas que creían que debían incorporarse a una silla moderna para jóvenes estudiantes: indestructible, ligera, fácil de producir, silenciosa, apilable, llena de color y totalmente reciclable. Y que permitiera moverse. Este complejo concepto pedía una silla revolucionaria para una nueva manera de sentarse.
Barber y Osgerby aceptaron el reto. Prepararon una lista de características ergonómicas, económicas y estéticas que creían que debían incorporarse a una silla moderna para jóvenes estudiantes: indestructible, ligera, fácil de producir, silenciosa, apilable, llena de color y totalmente reciclable. Y que permitiera moverse. Este complejo concepto pedía una silla revolucionaria para una nueva manera de sentarse.
«sentarse inclinados... favorece la circulación»
Como ya habían tenido algunos contactos con Vitra y sabían que la empresa trabajaba en un proyecto de investigación con el Instituto Federal de Tecnología de Suiza (ETH Zurich) sobre un «asiento dinámico» para oficinas, los diseñadores pensaron que la tarea que tenían por delante era perfecta para un primer proyecto conjunto. Las conclusiones el estudio del ETH eran claras: sentarse inclinados hacia delante evita problemas físicos y favorece la circulación, lo cual permite concentrarse mejor. Igualmente claro era el interés de Vitra por la idea de Barber y Osgerby, de forma que fue muy fácil poner en marcha un intenso proceso de diseño que duraría algo más de dos años.
La premisa de partida era que la construcción de la silla debía permitir sentarse de varias maneras y mantener activo el cuerpo —y también la mente—. Así nacieron infinidad de diagramas, muchísimos modelos realizados en resina artificial y en total más de 30 prototipos. Los diez primeros, que combinaban una carcasa y una base de metal, sirvieron para resolver problemas técnicos, corregir errores y perfeccionar la manera de apilarlas y la inclinación: la silla tenía que poder inclinarse hacia delante de forma controlada y mantener al usuario en una postura estable. En cuanto a la forma, los primeros intentos en nada se parecían al producto final. Con el tiempo fueron apareciendo otros 20 prototipos, ya totalmente de plástico, y se vio claramente que este era el material que respondería mejor a todos los requisitos. Como no contaban con la compleja tecnología de una silla de oficina, la inclinación se logró introduciendo un ángulo de nueve grados en la parte delantera del patín. Y como la silla iba a usarse en el entorno educativo, tenía que superar toda una serie de rigurosas pruebas para comprobar que cumplía las normas de calidad y seguridad de muchos países, lo cual supuso nuevos ajustes para perfeccionar los detalles estructurales.
Por fin se llegó al diseño definitivo de la silla. Y su nombre, «Tip Ton», no solo es una onomatopeya de las dos maneras de sentarse, sino que también evoca el proyecto original para la academia de Tipton. Los equipos que se utilizaron para fabricar la Tip Ton con polipropileno moldeado por inyección pesan más de 20 toneladas; la silla, solo 4,5 kilos. Durante el proceso de desarrollo, Vitra, Edward Barber y Jay Osgerby fueron comprobando que la silla era algo más que una silla escolar. El diseño y la posibilidad de sentarse de dos formas son tan naturales e intuitivos que también puede usarse en oficinas y en espacios privados, porque es una solución universal para sentarse.
«Aprender es un proceso difícil, emocionante, deliberado, innovador...»
Royal Society of Arts Academy
Aunque el desarrollo de la Tip Ton se prolongó tanto que la silla ya no se empleó en la Royal Society of Arts Academy de Tipton como en principio se había previsto, la declaración de intenciones de esta institución refleja lo que Vitra piensa del poder de un buen diseño: «Aprender es un proceso difícil, emocionante, deliberado, innovador y creativo que aporta satisfacción y deseo de triunfar.»
Fecha de edición: 25.05.2017
Imágenes: Edward Barber & Jay Osgerby, Bettina Matthiessen
Historias de autenticidad de Vitra
Invierta en un original, porque un original siempre conservará su valor. Una imitación nunca será más que una mera copia, una idea robada. Observe las diferencias, no solo la calidad y las variaciones más evidentes, sino también el atractivo sensorial y emocional del producto auténtico. Un original es un compañero para toda la vida y bien pudiera sobrevivirle y pasar a la siguiente generación, que lo recibirá agradecida. Pero esto es una historia del futuro.