Cuando los relojes son atemporales.

Los Nelson Clocks
Historia de un original de Vitra

En la década de 1940, en Estados Unidos los relojes de pie y de pared solían fabricarse en madera oscura, estaban muy ornamentados y tenían números que indicaban las horas. La empresa Howard Miller fabricaba ese tipo de modelos, sobre todo relojes de sobremesa con y sin sonería. Al frente de ella estaba Howard C. Miller, hijo de Herman Miller, quien dio su nombre a la conocida fábrica de muebles de Zeeland, Michigan.

En 1945, George Nelson se convirtió en el director de diseño de Herman Miller. En 1947 montó su propio estudio, George Nelson Associates, y Howard C. Miller le encargó la creación de una colección de relojes eléctricos que fueran más fáciles de fabricar que los complicados relojes de sobremesa.

Nelson estudió la forma en que la gente usaba los relojes y utilizó sus conclusiones para cumplir el encargo: en primer lugar, planteó la hipótesis de que la hora se podía leer según la posición relativa de las agujas, lo que permitía prescindir de los números. En segundo lugar, supuso que, desde la generalización de los relojes de pulsera, los relojes de pared ya no servían tanto para consultar la hora, sino que se veían más bien como elementos decorativos dentro del mobiliario de la habitación.
Basándose en estas ideas creó una primera colección, que se lanzó al mercado en 1949, formada por 14 relojes de pared y pequeños relojes de sobremesa absolutamente novedosos para la época. Lo único que estos modelos tenían en común era la desaparición de los números, que fueron sustituidos por formas gráficas imaginativas y completamente distintas entre sí.

Uno de los primeros relojes de pared que en las siguientes décadas se convirtió en un icono del diseño americano de mediados del siglo XX fue el Ball Clock. En una entrevista de 1981, George Nelson contaba cómo nació: «Todos participamos en la creación de estos relojes, pero al final fue Irving [Harper] quien los hizo así de complejos y bonitos. La noche en la que nació el Ball Clock fue una de esas tardes tan divertidas. [Isamu] Noguchi y Bucky Fuller se pasaron por allí. Yo había estado viendo mucho a Bucky, y aquí estaba Irving y aquí yo. Y Noguchi, que no puede dejar de meter la mano en todo […], vio que estábamos trabajando en los relojes y empezó a hacer garabatos. Entonces Bucky apartó a Noguchi y le dijo: "Así es como se hace un buen reloj" y dibujó una cosa totalmente absurda. Entonces todos nos picamos y empezamos a empujarnos y a quitarnos el sitio unos a otros para hacer nuestro boceto.
George Nelson y Charles Eames © Vitra Design Museum
En algún momento nos fuimos —estábamos cansados y habíamos bebido bastante— y, a la mañana siguiente, cuando volví, vi el rollo [de papel de dibujo]. Irving y yo dimos un repaso a los dibujos y vimos un reloj con bolas. Todavía hoy no sé de quién fue la idea. Lo que sí sé es que no fue mía. Puede que fuera de Irving, aunque él dijo que no... Los dos sospechamos de Isamu, porque tenía el don de hacer dos cosas muy tontas y combinarlas para conseguir algo extraordinario... [O] una cosa llevó a la otra y lo fuimos haciendo entre todos, pero, sea como fuere, el caso es que nunca lo supimos. Así hicimos el Ball Clock, que a pesar de su aspecto humilde se convirtió en un superventas para Howard [Miller], [ya que] de repente “la Sra. América” decidió que ese era el reloj que había que tener en la cocina. ¿Por qué en la cocina? No lo sé, pero durante décadas en todos los anuncios en los que salía una cocina había un Ball Clock».
A lo largo de los siguientes 35 años de colaboración con Howard Miller, los diseñadores de George Nelson Associates desarrollaron más de cien relojes de pared, de sobremesa y empotrables.
«El objetivo debería ser mejorar continuamente tu producto básico».
George Nelson
Como director de diseño de Herman Miller, puesto que desempeñó hasta 1972, George Nelson se convirtió en una figura clave del diseño americano. Diseñó muebles y reclutó para Herman Miller, entre otros, a Charles & Ray Eames, Isamu Noguchi y Alexander Girard. En 1957 Willi Fehlbaum, fundador de Vitra, firmó con Herman Miller su primer contrato de licencia para fabricar muebles en Europa. Durante las siguientes décadas de colaboración surgió una estrecha amistad entre George Nelson y Rolf Fehlbaum, hijo del fundador de Vitra, que en una ocasión comentó: «Ningún diseñador importante ha hablado con tal inteligencia ni ha escrito con tal belleza sobre el diseño como George Nelson».
Cuando George Nelson murió en 1986, su legado, compuesto por alrededor de 7400 manuscritos, planos, dibujos, fotografías y diapositivas del periodo comprendido entre 1924 y 1984, pasó al Vitra Design Museum. En 1999 Vitra volvió a lanzar los relojes de Nelson. Actualmente se producen 24 modelos, algunos en distintas variantes, y la colección se amplía periódicamente.

Producción de los Wall Clocks


Fecha de edición: 7.9.2018
Imágenes: Florian Böhm, Marc Eggiman, Jacqueline Nelson, Kuvatoimisto Kuvio Oy, Vitra Design Museum

Historias de autenticidad de Vitra

Invierta en un original, porque un original siempre conservará su valor. Una imitación nunca será más que una mera copia, una idea robada. Observe las diferencias, no solo la calidad y las variaciones más evidentes, sino también el atractivo sensorial y emocional del producto auténtico. Un original es un compañero para toda la vida y bien pudiera sobrevivirle y pasar a la siguiente generación, que lo recibirá agradecida. Pero esto es una historia del futuro.