«Como arquitecto, siempre he querido construir una casa de bajo consumo energético. Así que, cuando encontré esta casa ruinosa en Londres, fue una gran oportunidad. Mi idea era demostrar lo que se puede hacer en un edificio típico eduardiano de 1907 para reducir drásticamente el consumo de energía y hacerlo confortable y sostenible. Intenté seguir los principios de la casa pasiva: una construcción hermética y muy aislada, acristalamiento triple y ventilación mecánica con recuperación de calor. Para la transformación utilicé materiales naturales como la madera y la piedra locales, en lugar del hormigón y el acero. La piedra ayuda realmente a mantener la casa fresca en un caluroso día de verano. Esto demuestra que la sostenibilidad puede ser una oportunidad en lugar de un obstáculo.

El ambiente se consigue con materiales puros, con acabados cuidadosamente elegidos, y con la luz natural. Una gama de materiales limitada ayuda a crear un ambiente más relajado, y eso se aplica también a los muebles. Con el tiempo, los materiales adquieren carácter gracias al uso, la acumulación de rasguños y hendiduras».

«Los muebles realizados con materiales naturales tienen una calidez propia. En mi casa me gusta que todo tenga un aspecto limpio y minimalista, como un espacio zen, un refugio de paz, al que regresar después de la jornada de trabajo. Cuando mi gata Astrid me da la bienvenida, siento que estoy en casa. Esa es la sensación que busco: atravesar la entrada y relajarme. El minimalismo no es un fin en sí mismo. Solo se consigue a través del confort».